USA – CALIFORNIA

Nueve días recorriendo el estado dorado


Los AngelesSecuoya N.PYosemite N.P. TahoeSan FranciscoCosta de California



Itinerario:


Esta Ruta por California se corresponde con la segunda parte de nuestro viaje de 20 días a EEUU, después de hacer la Ruta 66. Pues una vez que terminamos esta mítica ruta en Santa Monica (Los Angeles), comenzamos otro recorrido de una semana en el “estado dorado”.

Día 1: Los Angeles – Bakersfield

Los Angeles es una ciudad que para mi gusto no tiene demasiado que ver a excepción de algunas cosas básicas que son las que optamos por hacer. El día anterior, tras nuestra llegada a Santa Mónica terminando nuestra Ruta 66, ya habíamos disfrutado del paseo por el famoso muelle donde acaba la Mother Road, habíamos subido a la montaña rusa situada en el parque de atracciones que allí hay, habíamos puesto los pies en aguas del Pacífico y tomado una cerveza con vistas al mar para celebrar que habíamos llegado al punto final tras un emocionante viaje.

Fue un día de celebración y relajado, por lo que decidimos continuar por la orilla del mar en dirección sur, hasta llegar a Venice Beach para ver los famosos canales rodeados de casas típicas y lujosas en los que se respira paz en un entorno único. Este lugar es una burbuja en el medio de Los Angeles. Sin duda, Venice Beach y Santa Mónica se convertirán en mis sitios favoritos de la ciudad. Esta zona también cuenta con lugares donde cenar y tomar algo con vistas al mar. Realmente fue una bonita llegada al fin de la ruta.

Tras haber hecho esto el día anterior, como dije, y no disponer de mucho más tiempo (ni querer pasar más tiempo en Los Angeles), por la mañana comenzamos a salir de la ciudad, pero antes haciendo una parada en Hollywood.

Parece que si estamos aquí es obligatorio visitar el famoso Paseo de la fama, aunque es algo que resultó ser bastante decepcionante, pues está mal cuidado, sucio, con indigentes durmiendo, haciendo sus necesidades y peleando allí… Bueno, había que verlo, igual que el famoso teatro Chino Grauman y el Teatro Dolby (donde se hace la ceremonia de los Oscar), situados en el paseo. Pero no considero que merezca la pena dedicarle demasiado tiempo.

Después de perder más de dos horas en numerosos atascos, por fin salimos del tráfico caótico de Los Angeles, cuidad en la que se pasa más tiempo en carretera que en cualquier otro lugar. Es horrible… Desde ahí nos dirigimos a Antelope Poppy Valley, un parque estatal en el que abundan las flores, creando un manto colorido en la extensa pradera que debe ser un espectáculo indescriptible si vas en la época correcta del año. Pero nosotros no tuvimos esa suerte, pues ya estaba todo seco, así que seguimos nuestro camino hacia el norte del estado de California y antes del anochecer, a unas dos horas de Los Angeles, paramos a hacer noche en la ciudad de Bakersfield.

Día 2: Secuoya National Park – Fresno

Secuoya es un espectacular Parque Nacional que bien merece que le dediquemos un día entero, o incluso más si disponemos de tiempo suficiente. En las zonas cercanas a los accesos al mismo hay varias opciones de alojamiento y restaurantes en consonancia con el entorno, que invitan a pasar allí algún tiempo.

La carretera de entrada desde el sur, ya nos va mostrando el bello lugar que nos rodea, desde el Lago Kaweah hasta la entrada sur del parque nos vamos haciendo a la idea de lo que nos espera. Pero una vez dentro, la carretera se torna estrecha y llena de curvas, anunciándonos que estamos subiendo al primer puerto de montaña. Así es como entramos en el Giant Forest Grove, el bosque gigante de Secuoyas, la zona que le da más fama a este lugar. Aquí hay que hacer una parada obligatoria para caminar en alguno de los puntos, dependiendo de nuestro nivel físico y de la actividad que queramos, pues hay senderos para todos los gustos.

Paramos, en primer lugar, en Moro Rock para hacer el empinado pero sencillo trekking que nos lleva a la cima de esta impresionante roca que se alza imponente entre montañas proporcionándonos unas vistas de 360 grados.

Después seguimos la carretera hasta el tunel de Secuoyas, pasando por él con nuestro coche y parando a hacer varias fotos más por la zona, porque estos árboles son absolutamente impresionantes, su grandeza es indescriptible. Muy cerca de allí está el Museo y el Big Trees Trail, un sendero circular pequeñito que también merece la pena hacer, aunque si queremos andar un poco más, podemos ir desde allí mismo hasta el General Sherman Tree (la joya de la corona) y después volver en el autobús gratuito de que dispone el parque para recoger nuestro coche. Si no, podremos ir hasta el aparcamiento del General Sherman Tree y hacer uno de los numerosos senderos circulares que parten de allí y que nos llevan entre cientos de Secuoyas gigantes, a cada cual más increíble, arroyos, pinos impresionantes, ardillas que corretean y pájaros que cantan felices entre las ramas de los árboles.

Hasta este punto nosotros hemos empleando ya una buena cantidad de horas, y eso que solo estamos en la entrada, pero la carretera continúa hacia el norte y de ella parten muchos senderos más (a nuestro juicio menos interesantes).

Continuamos subiendo y llega un momento en que la carretera sale del Secuoya National Park para adentrarse después en el Kings Canyon National Park, donde haremos otro recorrido circular en el Big Stump Grove, viendo los restos de secuoyas milenarias que fueron taladas otrora para obtener madera.

Después de un día disfrutando de estos parques continuamos por la carretera en dirección norte hasta llegar a la localidad de Fresno, donde haremos noche para al día siguiente dirigirnos a un nuevo Parque Nacional.

Día 3: Fresno – Yosemite National Park

Nuestra puerta de entrada al Parque Nacional de Yosemite es por el sur, por la entrada de Wawona. Allí nos recibe el precioso hotel antiguo del mismo nombre, que aunque actualmente está cerrado por remodelación, su exterior nos traslada a otro tiempo y a una América pasada muy diferente de lo que es ahora. 

Seguimos la carretera en dirección Norte, para dirigirnos hacia el Yosemite Valley, la zona que tiene más importancia y opciones para realizar las diversas actividades que nos ofrece este parque. Al igual que sucedía en Secuoya National Park, y en muchos otros parques de EEUU, podemos acceder por una carretera desde una dirección y salir por la dirección opuesta, en la misma o en otra carretera, por lo que está muy bien organizado para continuar nuestro camino sin tener que retornar al punto de acceso. Tras conducir unos 20 minutos desde esta entrada Sur del parque, nos encontramos un túnel tras el que se esconde el maravilloso paisaje que es la puerta de entrada al majestuoso Yosemite, con su Half Domo alzándose imponente frente a nosotros y cascadas rebosantes de agua tirando litros desde alturas inimaginables. Si el día anterior Secuoya nos había gustado, Yosemite, desde su entrada escénica nos dejó sin palabras.

Pronto descubrimos que Yosemite se pone a reventar de gente, incluso siendo el cuarto día de junio y día laborable. Está lleno y es casi imposible encontrar un estacionamiento, aunque al final, los astros se alinean y encontramos uno espacio al inicio del sendero que queríamos recorrer: el Mist Trail hasta la Vernal Fall (de unas tres horas de duración ida y vuelta).

Comenzamos muy animados, aunque rodeados de demasiada gente, pero a medida que avanzamos la cantidad de gente disminuye. Así que durante el ascenso, aunque fue una subida relativamente durilla llena de escaleras gigantes, cuando estamos en lo alto de la cascada nos venimos arriba y decidimos continuar el camino hasta la siguiente cascada, la Nevada Fall, pues el día es de una temperatura inmejorable, el camino no se hace pesado a pesar de la constante subida y el paisaje te invita a seguir andando en el parque.

Así que lo que iba a ser un paseo de 3 horas en un principio, se convierte en una caminata de 5. Y lo que iba a ser un día descubriendo varios puntos del Parque Nacional se reduce a esa caminata y a algunas paradas más en los miradores a lo largo de la carretera debido a la falta de tiempo. Pero nos vamos felices de haberla hecho y haber descubierto una de las caras más bonitas de este Parque, pues aunque hay mucho más por ver y por hacer, con ese ratito extra no hubiéramos tenido suficiente, ya que Yosemite es un lugar al que se le pueden dedicar varios días y creo que aún así no nos cansaríamos de recorrerlo. Nos quedamos con las ganas, eso sí, de alquilar unas bicis y disfrutarlo sin prisa, pero eso también implicaría hacerlo en otra época del año, pues ahora está tan abarrotado que los caminos más frecuentados están demasiado concurridos.

Terminamos el día dirigiéndonos a Angels Camp para pasar la noche y al día siguiente continuar rumbo norte hasta el Lago Tahoe.

Día 4: Angels Camp – Lake Tahoe

Madrugamos para dirigirnos hacia el afamado Lago Tahoe. Este lago es, sobre todo, un distinguido destino invernal, pues es el lago situado a mayor altitud en Norteamérica y hay numerosas pistas de esquí en los alrededores. Hasta tal punto que encontramos nieve a pie de carretera a pesar de que estamos en el mes de de junio.

El lago está compartido entre los estados de California y Nevada, pues la orilla oeste pertenece al primero y la este al segundo; esto es algo que hay que tener en cuenta a la hora de hacer el recorrido escénico alrededor de todo el lago utilizando la carretera que lo circunvala, y que está considerada una de las rutas en coche más bonitas de América. A lo largo de esta carretera hay numerosos parques estatales en los que hay que pagar por aparcar para después poder visitar sus puntos emblemáticos situados cerca de los aparcamientos, hacer algún trekking o simplemente acceder a la playa; y aunque creamos que pagando el pase de un día ya tenemos acceso a todos los parques estatales del lago, no es así, tendremos acceso sólo a los de California o a los de Nevada, y después tendremos que pagar una nueva tasa para acceder a los parques del otro estado, en total serán unos 25 dólares pero merece la pena puesto que estos parques estatales, para nuestro gusto, son las zonas más bonitas y tranquilas del lago. Si por el contrario, lo que se busca es ambiente, restaurantes y accesos llenos de gente, bastará con aparcar en cualquiera de las localidades que lo rodean y disfrutar del entorno de esta manera.

Desde que nos aproximamos al lago, ya comenzamos a sentir la altitud y el frescor en la zona. Pronto empezamos a ver nieve en los hermosos bosques que pueblan este área. El paisaje es precioso. Al llegar al lago propiamente dicho, comenzamos a recorrerlo desde el sur (donde después dormiremos) siguiendo el sentido de las agujas del reloj. La primera parada la haremos en el Tallac Historic Site, un emplazamiento dedicado a lo que fue el mayor resort de la época, con lujosas habitaciones y un casino, de los que hoy solo quedan algunas fotografías y objetos expuestos en el museo al que merece la pena dedicarle unos minutos.

Continuamos al mirador de Emerald Bay, el que dicen que es el lugar más fotografiado en el lago, y no es para menos, pues la vista desde lo alto con la pequeña isla emergiendo en el centro de la bahía es sublime. Desde ahí parten algunos senderos, como el de las cascadas Eagle, que nos hubiera gustado hacer pero se encontraba cerrado (algo que sucederá en varios puntos a lo largo del día). Así que optamos por hacer el paseo hasta la orilla del lago llegando al Vikingsholm Castle, que se encuentra en remodelación, pero donde se agradece el paseo de dos millas (ida y vuelta) para verlo y estirar las piernas.

La intención de la siguiente parada es el D.L. Bliss State Park para hacer el trekking al Balancín Rock y tomar el Rubicon Trail hasta el antiguo faro, pero en este caso el parque estatal estaba cerrado en su totalidad, por lo que nos vemos obligados a continuar hasta el Sugar Pine Point State Park, donde se ubica la Mansión Ehrman (que también estaban remodelándolo en ese momento). Pero al menos pudimos disfrutar del entorno, que es maravilloso, con mesas de picnic al borde del lago y un enorme muelle de madera desde el que se puede acceder y sumergirse en sus gélidas aguas si tenemos las agallas suficientes. Este lugar fue de nuestros preferidos y lo aprovechamos para disfrutar del relax del momento.

Continuamos y nos despedimos de la calma para entrar en la Tahoe City donde podremos ver la presa, ir al centro de visitantes, conocer la Watson Cabin y aprovisionarnos de comida o comer allí en uno de los numerosos restaurantes. A partir de este punto el camino es más concurrido, las casas empiezan a emerger a ambos lados de la carretera y el tráfico es más intenso, también empiezan a verse numerosos barcos en el agua indicando que estamos en una zona mucho más turística, pues ya nos encontramos en el norte del lago, al que se puede acceder directamente por autopista desde varios puntos del estado. En medio de este bullicio se encuentra la Kings Beach, todavía perteneciente a California, y a continuación la Crystal Bay perteneciente a Nevada, lo cual es fácil de distinguir porque encontramos los primeros casinos.

La siguiente parada es Sand Harbor, ubicada en el Parque Estatal de Nevada (donde tendremos que abonar una nueva tasa por aparcar). Esta es la zona más bonita y espectacular de todo el lago y en la que pudimos disfrutar más tiempo y con más calma del increíble día soleado y cálido que nos hizo.

Después de esto, hemos agotado casi todo el día, y solo queda la siguiente parada: Spooner Lake, donde hay varios caminos que de nuevo se encuentran cerrados, por lo que ni siquiera paramos. Continuamos hasta el mirador Cave Rock y después la Zephir Cove Resort, un buen lugar para ver la puesta del sol antes de dirigirnos a nuestro hotel en el punto de inicio, la ciudad de South Lake Tahoe.

Creo que tener un día completo alrededor del lago fue el tiempo adecuado para nosotros. Ni más, ni menos.

Día 5: Lake Tahoe – San Francisco.

Nos separan 3 horas y media de la ciudad de San Francisco, puesto que estamos al sur del lago (desde el norte el camino es mucho más rápido gracias a la autovía), así que llegamos a mediodía, tiempo suficiente para hacer todo lo que queremos el resto del día y durante la mañana siguiente. San Francisco es una gran ciudad en la que hay miles de cosas que hacer, y soy consciente de que un día no es suficiente para visitar sus numerosos atractivos (pues ya sólo si queremos ir a Alcatraz nos llevará un día completo), pero estar en la ciudad no era el propósito de este viaje, así que aprovechamos para hacer en un día las cosas que consideramos esenciales para nosotros.

Como no podía ser de otra forma, entramos a la ciudad por la parte norte, atravesando el Golden Gate hacia el sur. Pero antes de hacerlo, tomamos un pequeño desvío para parar en varios de los miradores desde los que podemos apreciar este archiconocido símbolo de la ciudad, así como la misma al fondo. Tomamos fotos, sentimos el aire y el frío en nuestro cuerpo, vemos como el cielo comienza a vestirse de un tono gris, caminamos unos pasos en el puente y después volvemos a nuestro coche para, ahora sí, atravesarlo y entrar en la ciudad.

Nuestro hotel está en la calle visitable por excelencia: Lombard Street. En un punto de esta larga avenida nos encontramos el tramo donde los vehículos bajan haciendo un corto pero empinado zigzag que es digno de ver si estamos en la ciudad y por qué no, de recorrerlo en coche si estamos de paso.

Como no disponemos de mucho tiempo en San Francisco, dejamos el coche aparcado y nos vamos a pasear hacia los puntos cercanos que queremos visitar. Están muy cerca entre sí, así tras Lombard Street nos vamos a Fisherman’s Wharf, histórico barrio y puerto pesquero que hoy en día es una atracción turística que alberga multitud de tiendas, restaurantes, bonitos paseos y lugares tan emblemáticos como el conocido Pier 39 donde los leones marinos nos dejarán sordos con sus apabullantes sonidos. Seguimos paseando con vistas a la isla de Alcatraz, la que tendremos que visitar en otra ocasión por falta de tiempo. Pronto llegamos a Ferry Building, edificio que se construyó en 1898 inspirándose en la Giralda de Sevilla, desde donde de lejos veremos la Coit Tower a la que se puede subir para tener una vista panorámica, y de cerca veremos montones de autobuses antiguos que siguen dotando a la ciudad de su carácter original. Nosotros, desde ahí hicimos la turistada y tomamos el mítico Cable Car para ir hasta Chinatown, donde cenamos deliciosa comida asiática, y después nos dirigirnos a la animadísima Columbus Street, para tomar una copa en aquella animada noche de sábado.

Día 6: San Francisco – Santa Cruz – Monterey

San Francisco amanece con uno de los típicos días de San Francisco: niebla, frío y chirimiri. Desde nuestro hotel hoy sólo divisamos la mitad inferior del Golden Gate, así que pensamos que fuimos afortunados de poder verlo el día anterior completamente. El día no invita a recorrer la ciudad, es plomizo y nos hace estar más cansados, así que decidimos irnos, no sin antes bajar en coche los famosos zigzags de Lombard Street y después ver las típicas casas victorianas conocidas como “The Painted Ladies”.

Luego nos dirigimos al Golden Gate Park para ver el jardín botánico, y a Ocean Beach, la playa de San Francisco, desde donde tomaremos la conocida Carretera 1 que discurre a lo largo de la costa de California, entre incontables tierras de labor pegadas al mar y playas de arena dorada visibles desde los pequeños acantilados.

Una de las cosas que más me sorprende de la zona oeste de California es la gran cantidad de cultivos que hay. California es una enorme huerta de la que salen la mayoría de los productos que se exportan al resto del país y al extranjero, y no hablo solo de las nueces y el vino, que quizá es lo que todos conocemos, también estoy hablando de miles de hectáreas de fresas, alcachofas, aguacates, calabazas, naranjas… Todo esto, sumado a la proximidad al mar, hace que en la zona disfrutemos de un tipo de comida más sana y deliciosa de la que comúnmente asociamos a este país.

La primera parada es en Half Moon Bay, pero el tiempo sigue sin ser muy agradable, así que tras un corto paseo por la costa, seguimos nuestro camino y a mediodía llegamos a la ciudad de Santa Cruz, famosa por ser frecuentada por surfistas de todo el mundo gracias a los tres principes hawaianos que llevaron el conocimiento de esta práctica a la ciudad en 1885. Además de ser una meca del surf, la ciudad cuenta con un histórico Parque de Atracciones fundado en 1907 a orillas del mar, que hoy en día sigue siendo un lugar de visita y diversión obligada, convirtiendo a la ciudad en un sitio ideal en el que pasar el día disfrutando de todo esto y de su ambiente relajado en la playa.

A media tarde continuamos nuestro camino disfrutando las vistas y el entorno de la Carretera 1 hasta llegar a la localidad de Monterey, donde haremos noche. Monterey presume de tener una reserva Marina Natural, donde hay numerosos leones marinos, y el mejor Acuario de la costa Oeste.

La ciudad fue la primera capital de California y su reciente historia está ligada a las fábricas de conservas de sardinas que florecieron en el siglo XIX y principios del XX, convirtiendo su calle principal en una zona industrial venida a menos a partir de los años 50, pero revitalizada recientemente gracias al nuevo uso dado a las antiguas fábricas para ahora alojar tiendas, restaurantes e instalaciones agradables de pasear y visitar, acorde con las demandas del momento.

Además, podemos recorrer la costa hasta el centro de la ciudad pasando por el Old Fisherman’s Wharf, antiguo puerto pesquero transformado también en zona turística perfecta para visitar durante la puesta del sol, mientras éste se esconde en el mar y las bombillas se van encendiendo iluminando las construcciones de madera de diferentes colores, en un lugar dotado de un especial ambiente.

Día 7: Monterey – Cambria

Nos gustaría seguir recorriendo la Carretera 1 en dirección sur, pero debido a un corte de larga duración en la localidad de Lucia, no podemos continuar nuestro camino y debemos desviarnos hacia el interior para tomar la carretera 101 y así llegar a la localidad de Cambria. Esto supone que el plan inicial de recorrer California por la mítica carretera cambie completamente. Desde Cambria puede tomarse de nuevo la Carretera 1 pasa seguir descendiendo hacia el sur, pero antes, merece la pena recorrer su costa y pasear en la Reserva Fiscalini, o visitar el Castillo Hearst, que es la joya de la corona en esta región.

Nosotros nos tomamos el día libre en este pequeño pueblo turístico, a orillas del mar, intentado relajarnos después de tantos días conduciendo, caminando, visitando Parques, pueblos, ciudades… Pero si pudiera dar marcha atrás, hubiera cambiado este punto de descanso (en el que realmente no hay mucho por hacer) por la siguiente ciudad por la que pasamos al día siguiente: Santa Barbara.

Día 8: Santa Barbara – Malibú – Santa Monica

Es nuestro último día en California, y tenemos un largo camino hasta llegar a Los Angeles para tomar nuestro avión de vuelta a casa a primera hora de la noche. Así que madrugamos y continuamos el camino hasta Santa Barbara, localidad en la que creemos que sí merece la pena parar y ver su bonita arquitectura colonial, la antigua Misión y sus infinitas playas. Pero por desgracia no teníamos demasiado tiempo para recorrerla, ya que los medios de comunicación estaban bombardeando con las manifestaciones y disturbios que se estaban produciendo en toda la ciudad de Los Angeles, provocando cortes de carretera y retenciones más kilométricas de lo habitual, así que por no querer tener disgustos a la hora de tomar nuestro vuelo nocturno, decidimos seguir bajando… y llegar a la gran decepción en Malibú. Ese lugar que presumía de playas de ensueño vigiladas por las lujosas casas construidas sobre pilotes mirando hacia el mar… Todo ha sido completamente devorado por el incendio sucedido a finales del pasado año. El panorama es desolador. Después de seis meses continuan las tareas de rescate y durante kilómetros no quedan más que hierros y escombros…

Así que tras haber apurado la visita en Santa Barbara y después no poder parar en Malibú, llegamos con tiempo de sobra a Los Angeles antes de nuestro vuelo, por lo que decidimos volver al lugar que más nos había gustado allí, el muelle de Santa Monica, cerrando el circulo de esta vuelta por California de una semana tan sumamente variada, pues en tan sólo 8 días realmente ha habido de todo.


California, datos prácticos:

  • Visados: Para entrar en Estados Unidos los españoles no necesitamos visa (a excepción de haber visitado los países declarados de riesgo antes de nuestro viaje). Es necesario disponer de una ESTA en vigor para permanecer hasta 90 días y es válida por dos años. La página oficial para solicitarla es: https://esta.cbp.dhs.gov/esta
  • Alquiler de vehículos: Generalmente alquilamos vehículos en compañías dedicadas a ello, pero esta vez probamos una nueva modalidad para nosotros, a través de la web de turo.com, se trata de un alquiler a particulares, para dar precios más asequibles que las compañías de alquiler aunque por supuesto, esto también tiene sus desventajas. En nuestro caso debo decir que todo salió perfecto y tuvimos una buena experiencia.
  • Tarjeta SIM: Generalmente suelo comprar una SIM física al llegar al destino, pero esta vez antes de viajar compré una e-sim con Airalo, es rápido y sencillo, y podrás elegir el volumen de datos que quieres comprar a un precio realmente asequible.