LAOS
Recorrido de 7 días en un país inesperado en este viaje
De que Laos es un país que enamora, no hay ninguna duda. Sorprende, agrada, te hace respirar, ver los verdes más intensos que puedas imaginar, la anchura del rio Mekong en todo su esplendor, la vida rural y real más amable que te pueden mostrar… Sin duda, repetiría mi visita a este país una y mil veces, sobre todo a la ciudad de Luang Prabang, ese pequeño enclave que se ha ganado mi corazón.

La idea de ir a Laos se viene fraguando desde antes de iniciar este viaje de siete semanas por Asia, pero se trataba sólo de una posible opción que no se materializó hasta la mañana en que compré el vuelo para ir a Luang Prabang desde Hanoi ese mismo día, pues Vietnam ya me agobiaba, el cielo estaba plomizo y no encontraba la forma de respirar entre tanto caos. Al poco tiempo de subir a ese avión, planeando entre altísimas montañas, supe que aquel lugar me iba a encantar… y así fue, Laos enseguida me enamoró.
Luang Prabang – Vang Vieng – Vientián
Luang Prabang
Si tuviera que elegir entre un sólo lugar para visitar en Laos, sin ninguna duda sería la ciudad de Luang Prabang. Esta joya Patrimonio de la Humanidad enclavada entre verdes montañas a orillas del rio Mekong, es el destino imperdible del país. Con un ambiente relajado, calmado, y a la vez lleno de vida, con numerosos restaurantes y bares tradicionales o de nueva cocina, tanto a orillas del rio para ver atardeceres fabulosos, como en la calle principal y aledañas para parar a disfrutar del ambiente mientras paseas; una infinidad de templos, a cada cual más impresionante que el anterior; un animado mercado nocturno; diferentes opciones para ver y recorrer en los alrededores durante el día; lugares escondidos donde perderte y disfrutar de la calma y la soledad, o por el contrario, del bullicio más sorprendente.
- Atardeceres
La mayoría de la gente sube al Phousi Hill para ver el atardecer desde arriba de la colina, algo que merece la pena hacer si tienes más de una tarde en la ciudad, pues para mi gusto, aunque la vista es muy bonita, y la subida al templo merece una visita, hay demasiada gente a la hora del atardecer como para poder disfrutarlo con calma.

Si sólo tienes la oportunidad de ver un atardecer en esta ciudad, mi recomendación es hacer un paseo en barco por el Mekong. Hay numerosos barcos que salen desde la orilla del río en torno a las 16-16:30 para dar un paseo de dos horas que realmente es inolvidable.
El último atardecer en Luang Prabang, después de haber hecho las dos opciones anteriores, fue menos espectacular, desde uno de los numerosos bares a orillas del rio que tienen terrazas con vistas, también magníficas, hacia el sol poniéndose entre las montañas.
- Templos
La ciudad tiene numerosos templos para visitar, prácticamente puedes encontrar uno en cada calle, algunos son gratuitos y en otros hay que pagar un precio de entrada entre 20.000 y 30.000 kips.
Phousi Hill: con centenares de escalones, y varias esculturas de Buda por el camino, el ascenso se hace llevadero y las vistas merecen la pena una vez en la cima de este monte sagrado, sobre todo si la visita se hace al amanecer o al atardecer.


Haw Pha Bang: se encuentra dentro del recinto del Palacio Real, y ambos son una visita imprescindible en Luang Prabang, sobre todo este último, que expone los mayores tesoros del país en un edificio profusamente decorado que no deja indiferente. Además, en el Palacio Real, al menos tres días a la semana hay un espectáculo del Royal Ballet que recomiendo, la entrada puede adquirirse el día anterior allí mismo.
Wat Xieng Thong: La joya de la corona, no puedes marcharte de la ciudad sin visitar su templo principal. Se trata de varios templos ubicados en un mismo recinto, a cada cual más ornamentado y bonito que el anterior.
Wat May Souvannapoumaran, Wat Mahathat, Wat Manorom y Wat Wisunarat son algunos otros a destacar entre la inmensa multitud.
- Ofrendas de monjes
Cada mañana, entre las 5:30 y las 6:30 según la época del año, los monjes recorren la calle principal de la ciudad recibiendo las ofrendas de los particulares para posteriormente llegar hasta su templo y hacer un ritual de agradecimiento. Se está convirtiendo en algo cada vez más turístico pero, por suerte, no está demasiado masificado y nos seguimos comportando civilizadamente sin invadir el espacio vital de los monjes, sin tomar demasiadas fotografías, guardando silencio y respetando que se trata de algo sagrado.

- Vida nocturna
En este aspecto, la calle principal se lleva la palma, en ella nos encontramos el Food Market y el Night Street Market, uno al lado del otro, ambos muy concurridos, donde podremos encontrar comida y objetos de recuerdo de todo tipo. El ambiente es muy animado y a partir del anochecer, las mesas se llenan de gente comiendo en la calle disfrutando del buen clima y calidez de la ciudad.
Si por el contrario, queremos deleitarnos con algo más sofisticado, o asegurarnos una mesa en un lugar agradable, hay multitud de restaurantes bistró a lo largo de la calle principal y aledañas, algunos de ellos con música en directo para empezar la noche. Y más tarde, una de las cosas imprescindibles para hacer en Luang Prabang es ir a la bolera, ¡sí, a la bolera! A partir de las once de la noche, locales y turistas se concentran allí para alargar sus horas de entretenimiento.
Otro de los esenciales que mencioné antes es ver el espectáculo del Royal Ballet en el Palacio Real, puedes comprar las entradas allí mismo con un día de antelación. Suelen hacerlo tres días por semana (miércoles, viernes y domingos) a las 18:00 horas.
- Alrededores de Luang Prabang
Al disponer de dos días completos, optamos por hacer dos excursiones diferentes que, si dispones de poco tiempo en la ciudad, se pueden hacer en el mismo día, aunque te llevará bastante tiempo porque ambos enclaves están en direcciones opuestas.

El primero de ellos son las Cataratas Kuang Si, un lugar que no puedes perderte en tu visita a Luang Prabang. Ubicadas a unos 30 kilómetros al sur de la ciudad, se tarda aproximadamente una hora en llegar por carretera.
El recinto está situado en un denso bosque y se compone de una sucesión de cascadas de color turquesa que terminan en un gran salto de agua de 60 metros del que apenas se puede ver el inicio. En este lugar puedes optar por hacer el camino sencillo hasta la base de la catarata o hacer un pequeño trekking hasta la cima, y además te puedes bañar en una de las tres balsas aptas para el baño, así que no olvides llevar bañador y toalla porque lo disfrutarás, sobre todo si vas a primera hora de la mañana antes de que llegue demasiada gente.
Y por supuesto, si quieres ver ese color turquesa, solo puede ser en la estación seca que va de noviembre a abril.
El otro enclave se encuentra en sentido opuesto, 25 kilómetros al norte de la ciudad, y se trata de la Cueva de Pak Ou. Para llegar hasta allí nosotros tomamos un barco, pues sin duda, es la opción de viaje más bonita, aunque también la más lenta, porque navegar rio arriba lleva aproximadamente dos horas. Para que no sea tan pesado, y además dar más oportunidades al comercio local, los conductores de barco suelen hacer una parada en la fábrica de whisky, donde te enseñan la elaboración a partir del arroz, y los diferentes tipos de alcohol que venden, aunque para mi gusto, no tiene demasiado interés. Sin embargo, si sales de la zona dedicada al turismo en ese lugar, y te pierdes entre calles, llegarás al templo principal, con una de las vistas más bonitas que he podido apreciar durante esta excursión.
El resto del viaje en dirección a la cueva continúa entre montañas verdes, cultivos al borde del rio, pescadores, niños jugando en la orilla, búfalos dándose baños, aves que planean tranquilas… realmente se trata de un entorno idílico. Una vez en la cueva, hay dos cavidades principales a visitar, la baja y la alta, y cómo no, tenemos otro centenar de escalones por subir, (aunque la parte negativa en estos es que hay muchos niños que no van a la escuela para venderte sus pulseras y poder obtener dinero a cambio de que se te parta el alma). Dentro de ambas cavidades hay miles de representaciones de Buda, hasta el punto de que parece que no puede caber ni uno más. Es un lugar muy especial.




Una vez finalizada la visita a la cueva, el mejor sitio para almorzar es al otro lado del rio, donde hay varias opciones de comida local en la orilla del Mekong con vistas al acantilado donde se sitúa la cueva.
El viaje de vuelta se hace más rápido debido a ir a favor de la corriente. Tiempo perfecto para, al llegar de nuevo a la ciudad, poder disfrutar del atardecer y la vida nocturna.
Vang Vieng
Esta localidad a medio camino entre Luang Prabang y Vientián, se ganó en su día el nombre por estar orientada a la fiesta favorita de los mochileros, con interminables noches bebiendo en la infinidad de bares que hay, y días eternos haciendo tubing, descendiendo en un neumático hinchable por el río parando igualmente en todos y cada uno de los bares que hay en la orilla. Desconozco cuan bestial sería la fiesta hace una década, pero a día de hoy puedes seguir encontrando gran parte de eso. La música no se apaga hasta las tantas, los bares te venden drogas de todo tipo, puedes hacer tubing a todas horas… pero también debo decir, que puedes intentar descubrir este área en un plan más tranquilo, haciendo rutas en kayak por el rio Nam Song, realizando una especie de espeleología en las cuevas (en tubing eso sí), dejándote llevar en sus tirolinas, subiendo a alguno de sus miradores, alquilando una bicicleta para llegar hasta la cueva Jang o para visitar el templo Sysoumangkhararam, y por supuesto, pasando unas horas en una de las cinco lagunas azules, que son la joya de la zona.
Reconozco que este lugar me decepcionó bastante, quizá porque las expectativas eran demasiado altas. Pasé dos noches allí pero con una hubiera sido suficiente, a excepción de que hubiera podido realizar un ascenso en globo al atardecer, en ese caso, sí hubiera merecido la pena quedarse esa noche extra. Esto es algo muy popular en Vang Vieng, que aunque no he hecho, lo recomendaría, pues creo que debe de ser espectacular. Pero tened en cuenta que conviene reservar con bastante antelación para que no os pase lo que a mí y os quedéis en tierra.

En la localidad, pequeña y desordenada, hay miles de opciones donde contratar excursiones de un día completo con multitud de cosas por hacer. Estos paquetes turísticos están muy bien aprovechados y son la mejor opción para exprimir el tiempo al máximo. Si podéis, contratadlo directamente en las tiendas que lo ofertan, pues generalmente es más barato que en el hotel donde os alojéis, y muchísimo más barato que reservando por internet.
Como dato curioso, tengo que mencionar una especialidad gastronómica callejera que no os podéis perder, son los Egg Milk, una pasta frita en mantequilla hecha a base de huevo, rellena de cualquier cosa dulce que os podáis imaginar. Mis favoritas eran las de coco, banana y nutella… ¡por separado, por supuesto!
Y algo más, aunque con no demasiada variedad, el Night Street Market de esta localidad es perfecto para comprar recuerdos y productos locales a un precio realmente asequible.



Para llegar a Vang Vieng desde Luang Prabang, la opción más rápida y más económica es hacerlo utilizando el tren que atraviesa Laos. Se trata de un trayecto de 50 minutos que en autobús llevaría aproximadamente seis horas, lo que supone un ahorro de tiempo considerable, aunque hay que tener en cuenta que las estaciones de ambas localidades están bastante retiradas del núcleo urbano y se necesita tomar otro medio de transporte, con el consiguiente gasto de dinero y de tiempo. Aún así considero que merece la pena hacer el trayecto en tren entre estas dos ciudades. Sin embargo, para unir Vang Vieng con la capital Vientián dudo que el tren sea el medio más rápido, pues la estación de tren de Vientián está muy lejos del centro de la ciudad, y el tiempo final empleado en hacer el recorrido es prácticamente el mismo que en autobús. Al final de la página están los datos de la aplicación oficial para comprar los tickets de tren y la forma de hacerlo a través de ésta.
Tras un par de días de actividades en la naturaleza, la tranquila capital de Laos me espera…
Vientián
La sorprendentemente tranquila capital de Laos es un tesoro por explorar. Poca gente llega hasta aquí, pero sin duda, es el broche final en este país que merece tanto la pena.
Curiosamente, mi estancia en Laos coincidió con la fiesta nacional a principios de diciembre, por lo que la capital rebosaba de gente en un ambiente muy local, ya que apenas me crucé con otros turistas durante mis dos días en esta ciudad.
Vientián es pequeña y relajada, nada tiene que ver con el resto de capitales del Sudeste asiático, aunque está emergiendo lentamente respetando su carácter tradicional. A día de hoy es sencilla de pasear, entretenida, y contiene los ingredientes suficientes para explorar su belleza a fondo en un par de días.
- That Luang Park

Este es el lugar por excelencia. Ninguna visita a la capital puede pasar por alto este templo ubicado en el That Luang Park. El recinto completo es bastante grande, y además del propio Wat That Luang Tai, tiene varios templos de menor tamaño, así como esculturas, pagodas y rincones por los que perderse durante unas horas.
Para disfrutar de este lugar casi en completa soledad, conviene ir a primera hora de la mañana, además así huiremos de las horas más calurosas del día, pues en la capital las temperaturas son mucho más elevadas que en el las zonas montañosas.


- Monumento de Patuxai
Se trata de un monumento bélico de planta cuadrada y estilo europeo, decorado en su interior, y al que se puede acceder hasta el piso superior, desde el que hay una amplia vista de la ciudad, además de una sala de exposiciones con episodios de la historia y el arte del país. Es necesario pagar entrada y subir numerosos escalones pero es un lugar que no se debe obviar en esta ciudad.

- Templos
Como no podía ser de otra forma, la capital de Laos tiene templos por doquier, pero además del ya mencionado Wat That Luang Tai, hay otro que no nos podemos perder, el Wat Sisaket, razonablemente bien conservado, con miles de estatuas de Buda expuestas a lo largo de corredores cubiertos en un entorno realmente bonito.
Además, en los alrededores tenemos otros destacados como el Wat Si Luang, y el Wat That Khao
- Vida nocturna.
Ver el atardecer en el Mekong es, como siempre, la mejor forma de terminar el día. A lo largo del margen del rio, hay una interminable sucesión de bares, restaurantes y puestos varios con bancos, sillas y mesas con las mejores vistas de Tailandia al otro lado, mientas el sol se pone en el horizonte. La zona está animadísima, especialmente cuando cae la noche, y hay comida y bebida de todo tipo y variedad.
El Night Street Market de esta ciudad no tiene nada que ver con la tradición local. Se trata de un mercadillo al más puro estilo de cualquier ciudad española, con ropa de imitación de marcas, bolsos, ropa interior o productos electrónicos. Me esperaba otra cosa, y en ese momento agradecí haber comprado artesanía en Luang Prabang y en Vang Vieng, pues aquí difícilmente podría encontrarla, a excepción de las tiendas en las que hay bonitos productos, de buena calidad, y obviamente, con precios más elevados.
Se termina mi tiempo en este país, saliendo desde un aeropuerto tan pequeño que con llegar con una hora de antelación para tomar un vuelo internacional, es más que suficiente. Además, se encuentra muy cerca del centro de la ciudad, al que llego en un scooter contratado a través de Loca, que apenas puede conmigo y mi mochila viajera…
Así se acaba la visita a este país que, sin esperarlo, me ha enamorado.
Laos, datos prácticos:
- Visado: Para entrar en Laos los españoles necesitamos un visado que se puede tramitar on-line unos días antes de nuestra visita, o tramitar on-arrival como fue mi caso al no tener este viaje planeado. Importante, si se tramita en el aeropuerto a la llegada, hay que tener una foto tamaño carnet, rellenar el formulario que te dan al llegar y pagar 41 dólares en efectivo, también se puede pagar en bath tailandés, en kip laosiano y no sé si es lo común, pero a mí me aceptaron euros, pues era lo único que tenía en ese momento (sigo pensando que entré de milagro, y al fin y al cabo el dinero es dinero, que es de lo que trata este trámite) Más información oficial aquí http://www.laoevisa.gov.la/
- Tarjeta SIM: Siempre suelo hacerme con una tarjeta SIM en cada país que visito. En Laos es especialmente barata, alrededor de 3 dólares para usar durante una semana. Encontrarás varias compañías a la salida del aeropuerto para salir de allí con datos y un numero de teléfono laosiano, algo muy importante si vas a descargarte cualquier de las siguientes aplicaciones.
- Loca: Es el Uber de Laos, con esta aplicación puedes reservar un coche, un Tuk Tuk o una moto en cualquier parte de la ciudad. Los precios son bastante similares a los que podrías obtener negociando en la calle con un conductor local, ahorrándote tener que hacerlo. Además, puedes optar entre registrar una tarjeta de crédito o no hacerlo y pagar siempre en efectivo. Recuerda que para instalar esta aplicación necesitas tener un número de teléfono local al que te mandarán un código de verificación.
- LCR ticket: Esta aplicación es la que necesitas si vas a viajar en el tren chino que atraviesa Laos conectando los principales núcleos: Luang Prabang – Vang Vieng – Vientián. Este tren inaugurado en 2021, ha revolucionado la forma de moverse en Laos. Si vas a usarlo, ésta es la aplicación oficial, sin costos extra. Es rápido de reservar, fácil y sólo necesitas tener una tarjeta Visa para hacer el pago, y de nuevo, un número de teléfono local. Los billetes se ponen a la venta con tres días de antelación, y hay que estar atento porque ¡vuelan!
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