BOLIVIA
Seis días entre La Paz y el salar de Uyuni
Tihuanaco – Salar de Uyuni – La Paz

Itinerario:
- Día 1: Llegada a La Paz al anochecer
- Día 2: La Paz – Tihuanaco – Bus nocturno a Uyuni
- Día 3: Uyuni
- Día 4: Uyuni – Bus nocturno a La Paz
- Día 5: La Paz
- Día 6: La Paz
Día 1: Llegada a la Paz
El avión va a aterrizar y apenas se siente que hayamos descendido en altura… Imagino que son las consecuencias de aterrizar en un aeropuerto situado a más de 4.000 metros de altitud. Al recorrer los primero pasillos ya se siente nuestro paso ralentizado, y nuestra respiración más ahogada. A partir de aquí habrá gente que pueda sobrellevar el mal de altura con infusiones y remedios naturales, pero para otros será más complicado y deberán tomar la medicación que venden en las farmacias a precios desorbitados.

Nuestra llegada es al atardecer, con el sol está golpeando las cumbres blancas de la montaña, que ahora se tornan anaranjadas, en consonancia con todas las casas de la cuidad, que forman una gran urbe de ese color al estar construidas enteramente de ladrillo sin revestir.
Frente a la enorme planicie vista desde el avión, que es la ciudad de El Alto (donde se encuentra el aeropuerto) formando la extensa mancha naranja atravesada por líneas ordenadas, nos encontramos la cara opuesta en la ciudad de La Paz, también vista desde el aire, aunque esta vez desde el coche, pues la capital se encuentra en un enorme agujero del que parece que está intentando escapar, ya que cada vez más y más, sus tentáculos compuestos por casas en lugar de ventosas, intentan trepar por los altos de las montañas para ganarle terreno al hoyo en que se encuentra. A medida que descendemos la carretera que separa El Alto de La Paz, presenciamos la ciudad de una forma más bonita gracias a que el sol tiñe más aún las casas de color naranja y las farolas se van encendiendo como si fuera un conjunto de velas que tintinean a medida que se acerca la noche.
Minutos después, cuando dejamos de ver la panorámica, la entrada a la ciudad se hace muy diferente, todo parece estar en la oscuridad ya. No me gustan las llegadas a nuevos destinos por la noche, pues todo queda inundado por la ausencia de color, aunque en este caso, no se ve tan apagada por la incesante visión de mujeres ataviadas con sus coloridos trajes tradicionales mientras venden panes o empujan carretillas con fruta; también autobuses de otra década, llenos de colores, se cruzan y paran en las calles esperando llenarse de gente. La primera visión del país es tan diferente… que se me antoja pensar que hemos llegado a otro mundo. Me fascina esta sensación.
Día 2: Tihuanaco
Desde que estudié Historia del Arte quise ir a este lugar para ver la Puerta del Sol, por los enigmas que la rodean. Y aquí me encontré, casi 20 años después, diría que para llevarme algo de decepción, pues quizá estaba esperando unas ruinas al estilo de la fortaleza de Saqsaywaman en Perú, pero Tihuanaco está muy alejado de ello. De todos modos, las ruinas de Tihuanaco son consideradas Patrimonio Cultural de la Humanidad, y son el símbolo de la nacionalidad boliviana.

Para visitar Tiwanaco la mejor forma es hacerlo con un tour organizado, pues está a dos horas en coche de la capital, y no hay transporte público hasta allí. Además, con un tour y un buen guía, aprenderemos mucho acerca del pasado de esta civilización, y tendremos una visión completa del lugar y la importancia de su peso histórico, pues de otra manera la visita se quedará un poco coja a pesar de la información que podamos leer en las cartelas del museo.
Los tour a las ruinas suelen partir a las 8:30 de la mañana y regresar en torno a las 17:30. Las ruinas de Tiahuanaco están a unos 70 kilómetros de la ciudad de La Paz y a unos 15 kilómetros del Lago Titicaca, por lo que mucha gente combina esta visita con una noche en las inmediaciones del lago, pasando el día siguiente al completo en el lago Titicaca. En nuestro caso, ya habíamos estado en el Lago Titicaca cuando visitamos Perú, así que decidimos no barajar esta opción.



Tras la visita a Tihuanaco, almorzamos filetes de llama con quinoa y ponemos rumbo a la zona arqueológica de Puma Punku, para una breve visita de este pequeño yacimiento, antes de emprender el camino que nos llevará de nuevo a La Paz, donde mataremos el tiempo en el Café del mundo, antes de tomar nuestro autobús con destino Uyuni.
Día 3: Uyuni primer día
La llegada a Uyuni se retrasa una hora con respecto al horario previsto. Llegamos a las 7 de la mañana, tras haber hecho una corta parada en las inmediaciones del pueblo para poder ver la salida del sol en la inmensidad del paraje que nos rodea.
Hay varias compañías de autobuses que realizan el trayecto nocturno desde La Paz a Uyuni. En nuestro caso elegimos “Todo Turismo”, que es la más cara pero también es la más fiable, pues tiene las mejores reseñas, y ciertamente lo merece. Los asientos-cama son realmente cómodos, sobre todo los del tipo de autobús que sólo tiene asientos-cama en el piso inferior; la flota de autobuses es muy nueva; el servicio de cena es bueno; también hay servicio de desayuno aunque éste deja que desear… y por último, respecto a la seguridad, es una de las pocas compañías que lleva dos conductores, por lo que ofrece ciertas garantías en este viaje de al menos 9 horas de duración (en el mejor de los casos). La carretera es convencional, con un solo carril por sentido, y llena de baches, así que el viaje es movidito. El servicio de la compañía es bueno no solamente durante el trayecto, también antes de partir y después de llegar a destino, pues la compañía ofrece la posibilidad de quedarse en la oficina durante un tiempo, con bebidas de cortesía.

Viajemos con la compañía de autobús que viajemos, siempre tendremos que esperar unas horas en Uyuni, pues el inicio de los tour suele ser sobre las 10:30 horas en todas las agencias de viajes. En nuestro caso, teníamos reservado el tour con antelación, pero igualmente podemos arriesgarnos a ir sin nada contratado, pues nos encontraremos decenas de opciones a nuestra llegada al pueblo.
Generalmente los tour son de uno o de tres días, aunque existe la poco común opción de dos días y una noche, que fue la que elegimos nosotros, pero explicaré las diferencias entre ellas, pues las cosas a veces no salen como están planeadas, y en este caso tuvimos mucha suerte, algo que no suele pasarnos cuando contratamos tour organizados. A la hora de elegir un tour en el salar de Uyuni conviene saber muy bien qué es lo que queremos hacer y el tiempo de que disponemos. En nuestro caso, fuimos a Bolivia desde nuestro viaje por Brasil expresamente para visitar el salar. Este viaje a Uyuni requiere de una buena inversión de tiempo y de dinero, por lo que mi recomendación es, si se puede, que se haga un circuito de más de un día. En el circuito de un día nos perderemos la oportunidad de visitar la isla Incahuasi (uno de los lugares más increíbles de Uyuni), tampoco veremos un atardecer o un amanecer en el salar, y no tendremos la oportunidad de dormir en un hotel de sal, algo realmente curioso. Por otro lado, la opción de tres días nos pareció demasiado tiempo y dinero, además de que te la venden como una excursión de tres días en el salar pero realmente sólo se está allí el primero de ellos, pues los siguientes se dedican a ver varias lagunas, la reserva natural Eduardo Avaroa y unas aguas termales.


Y aquí es donde hablaré de lo específico del tour de dos días. En principio, el primer día, nuestro tour debía ser idéntico al tour de tres días, pero en el segundo día difería en que nosotros teníamos incluido el amanecer en el salar y la ascensión a un volcán, en lugar de la visita de varías lagunas contemplada en el tour de tres días. Pero al llegar a la oficina nos dijeron que debido a que era época de lluvias no podríamos hacer el ascenso al volcán, por ello, haríamos el itinerario con el mismo grupo que los del itinerario de 3 días, pero a nosotros en el segundo día después del almuerzo nos pondrían un coche privado de regreso a Uyuni. Al principio no nos pareció bien, pues no era lo que habíamos contratado y sabíamos que no era a causa de las lluvias sino porque éramos las únicas personas que tenían contratado un tour de dos días, y por una cuestión de logística a la empresa no le saldría rentable. Pero una vez nos dijeron de forma detallada el itinerario a seguir, supimos la suerte que habíamos tenido al hacer la parte más bonita del itinerario exactamente igual que si hubieramos elegido el tour de tres días. Además, en nuestro itinerario de dos días, estaba incluida la vista de la salida del sol en el salar, algo que no estaba incluido en el tour de tres, por lo que además de ver el atardecer (que nosotros no lo teníamos incluido ya que era exclusivo del tour de tres días) vimos el amanecer por el mismo precio.

En Uyuni hay dos estaciones, la seca y la lluviosa. Para mi gusto ir en la estación lluviosa es lo más impresionante, pues en esa época del año es cuando podremos encontrar el mágico efecto espejo. De todos modos, el tiempo en el salar es impredecible, por lo que hay que ir preparado para todo, para frío extremo, para calor excesivo, hay que llevar gafas de sol, protección solar, botas impermeables y chanclas para pisar la zona aguada del salar sin estropear nuestras botas ni nuestros pies. Y lo digo por experiencia, porque a nosotros la compañía no nos advirtió de llevar chanclas y tuve que andar por el salar con calcetines, sintiendo cada una de las formaciones de sal como cuchillas que se clavaban en las plantas de mis pies. Igualmente, ir en la estación lluviosa tiene el riesgo de que esté lloviendo en el salar y no pueda lograrse el efecto espejo, o que haga viento y también se chafe. Es una cuestión de suerte completamente, y en nuestro caso, tuvimos mucha pues aunque llevaba 10 días sin llover (a pesar de encontrarnos en la estación lluviosa) tuvimos un día tranquilo, con bonitas nubes, sin lluvia y sin viento.
El principio de todos los tours, es el mismo, la visita al cementerio de trenes, un lugar donde quedaron abandonadas varias locomotoras y vagones después de que el país dejara de producir carbón. Lo considero una parada de relleno para empezar el día, sin mucho interés y abarrotada de gente. Pero después de estar en este lugar, es cuando empieza la parte más bonita, lo que realmente hemos venido a ver.

Uyuni es un lugar absolutamente impresionante. Atravesarlo en un jeep es una experiencia única de esas que solo se viven una vez en la vida. Es increíble ver cómo los coches hacen carreras en la inmensa planicie blanca, donde parece que ni siquiera están moviéndose… Allí no hay carreteras, ni gps, ni mapas de referencia, los conductores se orientan por las montañas, y nos acercan a zonas tan remotas que mi pensamiento me hace imaginar como sería estar allí sin un coche. Estar en un enorme desierto, sin salida, sin escapatoria, en medio de la nada.

Tras recorrer unos kilómetros en la llanura blanca, paramos en una fábrica de sal, donde aprenderemos más sobre el proceso de extracción y envasado, y donde también podremos comprar souvenirs, no sólo en la fábrica, si no también en todas las tiendas de recuerdos que se amontonan en el lugar, o en el diminuto museo de sal, posible de visitar, previo pago.
Después de esa primera impresión recorriendo el salar como coches diminutos que no se mueven de una alfombra blanca, nos detenemos en nuestra primera parada para disfrutar del primer área que encontramos con efecto espejo. Allí esperamos a que el viento amaine y después nos dan tiempo suficiente para tomarnos todas las fotos que queramos en este fantástico lugar. Además debo decir que los guías son experimentados fotógrafos y se las saben todas para sacarnos las mejores tomas.
Cogemos de nuevo el coche y nos dirigimos al hito del Dakar que se celebró allí en el año 2016 pero no volvió a repetir emplazamiento debido a los problemas técnicos que tuvieron todos los vehículos al estar en constante contacto con el agua salada. Allí degustamos el almuerzo en un restaurante de sal, y proseguimos el camino a la siguiente parada: cualquier lugar de la gran planicie seca, para hacer fotos en perspectiva. De nuevo, los guías nos sorprendieron con sus ideas a la hora de tomar fotos y hacer vídeos.

Tras conducir durante un tiempo indeterminado, pues siempre parece que estamos en el mismo punto, se llega a la Isla Incahuasi, un lugar increíble formado a base de corales marinos y hoy en día repleto de cactus. El hecho de que exista este lugar tan remoto, situado a casi 4.000 metros de altitud en medio del gran salar, nos hace darnos cuenta de cómo debió ser la vida hace miles de años, donde allí se encontraba el mar. Esta isla es el lugar imprescindible para visitar en el salar. La entrada tiene un precio ínfimo que merece la pena pagar para admirar las vistas desde la cima, que son espectaculares, y nos hacen tener una idea de la envergadura del salar.

Continuamos hacia la segunda parada del día con efecto espejo, donde disfrutaremos de la puesta de sol acompañados de un picnic con vino boliviano que no está nada mal. A pesar de que comienza a nublarse y el sol se esconde por detrás de las nubes, el momento es mágico.

Por último, cansados, llegamos al curioso hotel construido completamente de sal, donde a pesar del frío que hace fuera, la temperatura dentro es muy agradable, gracias a esos muros y suelos de sal que parecen ser el mejor aislante. Allí cenaremos, descansaremos, y pondremos el despertador para ver el amanecer al día siguiente.
Día 4: Uyuni segundo día
Como dije, los tour de tres días no suelen tener la vista del amanecer en el salar incluida, pero en nuestro itinerario de dos días sí lo teníamos, así que por supuesto queríamos hacerla. La compañía le dio al resto del grupo la opción de unirse de forma gratuita, ya que tenían que hacerla igualmente por nosotros, así que más gente aprovechó y se animó a ver ese espectáculo tan bonito. Disfrutando por duplicado de los colores del amanecer, gracias al efecto espejo en un día frío y sin viento, fue una bonita despedida del salar.

A partir de ahí, el tour deja de ser tan interesante, pues lo único que hacemos es parar en el pueblo de San Juan del Rosario, para visitar una fábrica de quinoa y hacer compras en un supermercado, en caso de que necesitemos provisiones. Después atravesamos el pequeño salar de Tihuana, donde nos detenemos para hacer unas fotos. Tras estos 15 minutos de descanso, continuamos hacia las lagunas de Cañapa y Hedionda, donde podemos ver diferentes especies de flamencos, parando por el camino en el mirador del Volcán Ollague con vistas de 4 volcanes en realidad, situado a 4.200 metros de altitud y muy cercano a la frontera con Chile. Nada espectacular, salvo la tormenta que empezó a desatarse en la última laguna, justo en el momento en que nos disponemos a almorzar en el restaurante de sal. Para nosotros, el itinerario compartido se finaliza en ese momento, tomando otro jeep para regresar a Uyuni, en otras 4 horas de viaje, aunque por el camino paramos en el llamado Valle de las Rocas, donde la lava de erupciones pasadas ha moldeado extrañas figuras zoomorfas en el paisaje. Después de esto, una parada técnica en el pueblo de San Cristóbal y un poco más tarde estamos de vuelta en Uyuni.



De nuevo, decir que al igual que todos los tours salen de Uyuni más o menos a la misma hora, también regresan a la misma hora, sobre las 6 de la tarde. Así que en nuestro caso, en lugar de esperar sin hacer nada hasta las 9 de la noche, hora de partida de nuestro bus, decidimos tomar un taxi y acercarnos otra vez al cementerio de trenes, situado a unos 3 kilómetros del núcleo urbano, para poder ver ese paraje completamente vacío al atardecer, escapando de las multitudes, algo que fue un acierto. Después de eso, esperamos a nuestro bus, donde nos deleitaron con unas estupendas croquetas de queso y quinoa, y pasamos una noche toledana debido al excesivo frío que se empeñan en mantener con el aire acondicionado a toda máquina… ¡terrible!
Día 5: La Paz
Tras llegar de nuevo a La Paz a las 6 de la mañana, esta vez para quedarnos a conocer la ciudad, y cansados tras el viaje de 9 horas desde Uyuni, nos disponemos a desayunar y recorrer las calles aún libres de gentío.
La Paz es una ciudad interesante, con algunos bonitos edificios coloniales y un sinfín de museos. Pero lo que más nos gustó fue el ambiente agradable que se respira por su centro histórico, eso si puedes respirar, claro, pues la ubicación a más de 3.600 metros de altitud y sus numerosas cuestas nos quitaron el aire en más de una ocasión.

Basílica de San Francisco. Al final de la calle Sagarnaga nos encontramos esta basílica situada en la concurrida plaza Mayor de los Héroes, en torno a la que gira gran parte de la vida de la ciudad. Para muchos paceños, esta debería ser la catedral, aunque otros no opinan lo mismo. De lo que no cabe duda es de que este templo realizado en estilo barroco andino es uno de los más bonitos de la ciudad. Anexionado se encuentra el Convento homónimo que alberga hoy en día el Museo de San Francisco.
Calle Sagarnaga y sus calles aledañas (Linares y Melchor Jiménez). Son calles coloridas llenas de tiendas de recuerdos, de artesanías, con bonitos edificios coloniales, modernos cafés y restaurantes, murales, paraguas colgantes para hacer sesiones de fotografía, suelos adoquinados y el mejor ambiente de La Paz. Nuestro hotel estaba situado muy cerca, en pleno centro neurálgico, y también por ello, recorrimos estas calles en numerosísimas ocasiones, además de frecuentar muy a menudo el “Café del Mundo”, un lugar más que recomendable al que acudir para desayunar, comer, cenar o simplemente tomar algo a cualquier hora del día pues está abierto en un amplio horario y tanto la comida como la bebida es deliciosa, con una relación calidad-precio excelente. Este lugar nos encantó y se convirtió en nuestro sitio de confianza.



Mercado de las Brujas. Entre las calles mencionadas anteriormente, arranca el llamado Mercado de las Brujas caracterizado por sus puestos con amuletos, pociones, plantas medicinales, y demás parafernalia para la realización de rituales. Cada vez más, estos puestos con fetos de llamas colgadas en sus fachadas, van siendo sustituidos por puestos de tiendas de souvenirs y artesanías.
Plaza Murillo. Al otro lado de la arteria que cruza delante de la Basílica de San Francisco, sólo tenemos que subir un par de manzanas para llegar a la antigua Plaza de Armas, ahora renombrada como Plaza Murillo haciendo alusión a su pasado histórico en tiempos de la independencia del país. En ella se encuentra la Catedral, el Palacio Presidencial y el Congreso, además de ser un lugar de reunión durante el día, con vendedores, trabajadores y paseantes disfrutando del sol y la tranquilidad que la imprimen.



Calle Jaén. Esta calle es uno de los atractivos arquitectónicos de la ciudad que permanecen inmóviles al paso del tiempo, pues en ella encontramos varios edificios coloniales hoy convertidos en museos la mayoría de ellos, aunque también en interesantes galerías de arte. Además, esta calle, considerada la favorita de los turistas y la más bonita de La Paz, está rodeada de misterio, pues la placa que la presenta en uno de sus inicios, nos cuenta que en ella se aparecían fantasmas, había ruidos de cadenas, almas de militares la recorrían… por todo ello se enclavó una cruz verde a modo de talismán para ahuyentar los malos espíritus.
Teleférico. Es la mejor manera de tener una perspectiva aérea de la ciudad y hacernos una idea de los inmensa que es ésta urbe extendida como los tentáculos de un pulpo intentando escalar las laderas del hoyo en el que se encuentra. El teleférico, inaugurado en 2014, a día de hoy consta de 10 lineas, de diferentes colores que nos ayudan a situarnos e identificarlas rápidamente. El billete es muy barato, unos 3 bolivianos por trayecto y línea, aunque existen diferentes descuentos en función de las líneas que queramos recorrer. Aunque los locales lo utilizan como medio de transporte habitual, en nuestro caso quisimos usarlo sólo por disfrute. Una buena opción es hacer el recorrido circular, que cuesta 13 bolivianos (unos 2 euros), en el que enlazaremos varias líneas hasta hacer un cuadrado completo en un trayecto que nos llevará cerca de dos horas. En nuestro caso empezamos el recorrido a última hora de la tarde y así aprovechamos para ver la puesta de sol y la ciudad iluminada durante la noche.

Mirador Killi Killi. Mucha gente recomienda esta subida (bien sea andando o en taxi) para tener unas bonitas vistas de la ciudad, pero si no disponéis de suficiente tiempo, dinero o ganas, podemos saltar esta opción si hemos ido en teleférico, pues desde él las vistas no tienen nada que envidiar.
Día 6: La Paz
Nuestro último día en el país. Para este día, la idea inicial era recorrer la Carretera de la Muerte en bicicleta, una de las actividades más arriesgadas y llenas de adrenalina para hacer en los alrededores de La Paz, siéndolo aún mucho más interesante para nosotros, como amantes de la bici que somos. Pero, debido a que una semana antes de iniciar el viaje me caí al pisar una placa de hielo en la montaña y me fracturé el hueso sacro, tuvimos que descartar esta actividad. Obviamente.
Así que buscamos una alternativa más tranquila para ese último día en la capital, y al tratarse de un domingo, decidimos acercarnos por la mañana al mercado de El Alto, el segundo más grande de toda América Latina. Ese día la ciudad de La Paz se vacía y sus habitantes toman los teleféricos, donde se forman colas interminables para subir a El Alto. El mercado es los jueves y domingos, tratándose este último del día más popular.
La vista desde el teleférico según vamos llegando al mercado es increíble por el propio tamaño del mercado, pues miles de lonas cubren los puestos alrededor de decenas de manzanas donde podrás encontrar absolutamente de todo, desde repuestos para coches, como ropa, muebles, artículos de librería, animales, comida…
También debo destacar que el hecho de estar un rato allí puede llegar a resultar agobiante, pues hay demasiada gente y en ocasiones no hay escapatoria dentro de la auténtica maraña desorganizada en la que se sustentan los puestos.

Tras un rato de agobio en el mercado, decidimos volver a nuestra zona para hacer algunas comprar en la calle Sagarnaga y descansar un poco antes de comenzar nuestra segunda actividad del día: la popular Lucha de Cholitas. También se celebra únicamente los jueves y domingos en la localidad de El Alto, y como siempre, al ser algo tan aclamado entre los turistas, tenemos varios tour que nos recogen sobre las 15:30 horas para llevarnos al recinto y después devolvernos en el mismo punto de partida sobre las 19:30. También podremos ir por nuestra cuenta pero no hay transporte público cerca y merece la pena pagar un poquito más (pues no se trata de una actividad muy cara) y tener la comodidad del transporte puerta a puerta.

Como dije antes, es una turistada, pero también es toda una experiencia a descubrir si tenemos ese tiempo extra en la capital del país. Para ponernos en contexto, las Cholitas son las ciudadanas de Bolivia que visten con sus trajes tradicionales, con encajes en sus faldas anchas, mantones coloridos, jerséis de lana y largas trenzas anudadas en sus puntas. Es todavía muy común ver a Cholitas por las calles de Bolivia, pero en la lucha de Cholitas las veremos haciendo un espectáculo divertido, que casi podría calificarse de teatral y coreográfico, aunque las caídas y golpes son reales. Además, tanto las luchadoras como los árbitros harán que nos impliquemos en el espectáculo, sobre todo si estamos en primera fila. Eso sí, si no queremos acabar mojados o golpeados circunstancialmente, mejor que elijamos sentarnos en el graderío.
Tras casi una semana el país, nos vamos con una sensación muy distinta de la que tuvimos el día en que aterrizamos. A pesar de la altitud, del desierto, de las primeras sensaciones equivocadas… Debo decir, que Bolivia es un país que enamora. No hay nada que pueda superar el tener una mala impresión al aterrizar, y finalmente acabar sintiéndote como en casa.
Datos prácticos:
- Visados: Los españoles no necesitamos visado para estar en Bolivia menos de 90 días, pero sí necesitaremos registrarnos a través de un formulario electrónico tanto a la entrada como a la salida del país.
- Uber y Taxi: Uber no funciona bien en Bolivia, los tiempos de espera son muy largos y en ocasiones no es posible encontrar un conductor, por lo que nosotros nos decidimos a usar taxis con el precio fijado al destino en el momento de tomarlo en la calle.
- Autobuses a Uyuni: Hay muchas compañías que hacen el trayecto nocturno entre La Paz y Uyuni. Las salidas y llegadas son más o menos a la misma hora, y solo tendremos que comparar en función de nuestro presupuesto, garantías y confort deseado. Además hay otras compañías de autobuses y trenes con parada en Oruro, por si se quiere visitar la ciudad alargando el viaje algún día. Y también existe la opción, más confortable pero más cara, de tomar un vuelo desde la capital a Uyuni.
- Tours en Uyuni: Existen numerosas compañías en Uyuni para hacer el tour, la nuestra fue Andes Salt Expedition y la recomiendo completamente gracias a la amabilidad y trato del guía y el conductor de nuestro jeep.
- Dinero: Por desgracia, debido a los problemas con el abastecimiento de petróleo en Bolivia, existe un mercado negro para la compra de dólares. El país está sumido en una profunda crisis en la que conseguir dólares o euros para la compra de petróleo de contrabando en países vecinos resulta una odisea. Es por esto, que tanto el dólar como el euro se pagan en el mercado negro a casi el doble del cambio oficial, llegando en ocasiones a triplicarse. Es responsabilidad de cada uno decidir sacar 700 bolivianos en el cajero (el equivalente a 100 euros) o de lo contrario, cambiar 100 euros en el mercado negro (es decir, en cualquier casa de cambio en la que no ponga el precio de forma visible), y obtener unos 1.200 bolivianos como mínimo…
- Sudaderas a medida: En la Paz hay un extenso mercado de sudaderas confeccionadas a medida (bajo la etiqueta “Patagonia”) a precios más que asequibles, con patrones a elegir, y con diferentes tejidos y estampados. Además son muy calentitas, y son la compra perfecta antes de ir a Uyuni si no disponemos de mucha ropa de abrigo.
- Teleférico: La forma de ver la ciudad sí o sí. Aquí está la página oficial con toda la información referente a las líneas.
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